Los Planes de Comunicación se pueden resumir en siete puntos básicos, o cuatro, según autores, pero esto no quiere decir que todos sean iguales o que podemos usar el mismo plan para diferentes organizaciones.
Muy al contrario, las Relaciones Públicas para que sean de calidad deben dejarse en manos de un profesional. La simplicidad de esos siete puntos es lo que hace que diseñar y desarrollar un Plan de comunicación, ya sea un campaña de poco tiempo o un plan anual, sea una tarea en la que aplicar tiempo y creatividad.
Siguiendo el paralelismo del titular, un traje hecho por un sastre consta de una pantalón y una chaqueta, pero no sirve para todos los clientes. A las simples variantes de estilo en cuanto a tipo de solapas o número de botones, están las diferencias en las medidas del cliente o en el uso que le dará al traje.
Igualmente un Plan de Comunicación parte del un modelo y se adapta a nuestro cliente a medida que lo vamos conociendo. A medida que sabemos , que objetivos quiere/puede alcanzar como empresa podemos diseñar la estrategia adecuada, ofrecerle objetivos de comunicación y de relación con sus públicos; acompañarle en la ejecución de las acciones necesarias dentro del presupuesto y de los tiempos de que se disponen; y finalmente evaluar los resultados.
Por eso, como un buen sastre, lo primero que hace el profesional de Relaciones Públicas es tomar las medidas,. Entonces el sastre selecciona y recomienda el tejido, dibuja el patrón, corta la tela, cose, prueba y retoca. En el caso de la empresa tomar las medidas implica conocer la organización y a sus públicos, sólo así podemos definir, seleccionar y planificar.
Como todo buen traje es una inversión a largo plazo, algunos resultados se ven en unos meses, más cuanto más se avanza en el tiempo, y en el plan. Y si dicho plan no se deja abandonado en el fondo de un armario, si no que se usa a diario, entonces es cuando se observa la verdadera rentabilidad.